Habana

Vine a morirme a La Habana. No sé si me tome un par de semanas, tres meses o cuatro años, pero lo tengo decidido. Que sean su calor, su sal, su humedad, su olor, sus ruidos, sus calles con edificios derruidos, sus sexosas mujeres, sus avispados hombres, su morbo, sus sueños incumplidos, sus promesas, las que consuman los últimos días de mi vida. Sigue leyendo Habana

Amigos

Conocí a Jacinto y a Ernestina cuando llegamos a Colima. Íbamos rumbo a Nogales, pero a mi padre le contaron que cerca de Tecomán estaban contratando para la pizca del limón. ¿Cuánto pagan, viejo?, preguntó mi madre. 90 diarios, pero somos tres, dijo voltéandome a ver, con lo que daba por entendido que también me llevarían a la cosecha. Sigue leyendo Amigos

Imperio

Decir que llegué a Londres una fría mañana de *cualquier mes* es caer en un lugar común. En esta isla todas las mañanas son frías, la única diferencia es que unas son más frías que otras. Como me di y pude entender, conseguí tomar el DLR que me acercó hasta una estación del Tube, y del mismo modo llevé mis pasos hasta la London Brigde Station. Sigue leyendo Imperio

Tardes de jacaranda

¿Te acuerdas la de veces que te esperé debajo de la jacaranda que está a la vuelta de tu casa? Eran otros tiempos, sin Whatsapp ni inbox en Facebook. Volver de la escuela, comer, hacer la tarea, prender la compu y conectarla a Internet, previa advertencia a los miembros de la familia de que no levantaran el teléfono para no cortar la conexión. Sigue leyendo Tardes de jacaranda