¿Qué pasó anoche?

Debo comenzar esta colección de «apuntes» mencionando que hasta las 18:30 pm de ayer estaba convencido de que H. sería la ganadora. Aún no cerraban las casillas en la costa oeste, y empezaban los chascarrillos tras el primer estado computado por completo (Kentucky).

A la par de las noticias, mi TL en Twitter se llenaba de diversas opiniones, memes y bromas de ocasión, a la muy mexicana manera de liberar la tensión. A lo que no le quité el ojo de encima fue a los tuits de Pepe Merino, politólogo y especialista en datos, que con la habilidad que lo caracteriza, era muy certero en sus apreciaciones. A las  18:57 decía:

Es a las 21:12 cuando se asomaba la primera alerta:

Una hora más, aquello pasó a semáforo ámbar:

45 minutos después, 23:06, el sonar de la primera trompeta:

El veredicto final, sólo para oficializar la «tragedia» llegó a la 1:29 am de hoy:

Tragedia, sí (y con sus bemoles), pero ¿sorpresa?

Hace casi 4 meses, en un polémico artículo (como la mayoría de las cosas que salen de él), Michael Moore enumeraba «cinco razones por las que Trump va a ganar las elecciones«, comenzando su texto de contundente manera:

Siento ser el que dé las malas noticias, pero ya os lo advertí el pasado verano cuando dije que Donald Trump sería el candidato republicano a la presidencia. Y ahora traigo unas noticias aún peores y más deprimentes: Donald J. Trump va a ganar las elecciones en noviembre.

Las razones que enumera el cineasta y activista son:

  1. El Brexit del medio oeste de Estados Unidos
  2. El último bastión de los hombres blancos enfadados
  3. El problema de Hillary
  4. El voto deprimido a Bernie Sanders
  5. El efecto Jesse Ventura (irónico pero viable)

Así que…

Agregando mis 20 centavos a los «¿por qué gano Trump?» puedo mencionar 5 cosas:

I. USA es más que Washington, Nueva York, Los Angeles, Chicago, celebridades y demás mundillo cool de la música y el cine. Los colores no mienten:

II. El triunfo de Trump se viene gestando desde finales de los 80’s, cuando comenzó el éxodo de empresas gringas fuera de USA en busca de mano de obra barata para ampliar sus ganancias. Si se desea profundizar en esta opinión, viene a bien leer:

III. Vivimos en un mundo donde gobierna Rajoy, Maduro, Putin, EPN… Lo de Trump es una raya más al tigre. Más bien es necesario dejar de sobrevalorar a USA: sus habitantes son igual de susceptibles a la visceralidad, manipulación, y toma de decisiones poco racionales que el resto del mundo.

IV. La ley del boomerang hizo lo suyo; todo lo que haces tarde que temprano te alcanza, con igual o mayor velocidad de cómo salió de ti, desde borrar miles de emails de cuenta personal utilizada irregularmente hasta autorizar bombardeos militares en pro de «la paz». Súmele además:

y V. Esta pregunta es muy honesta:

¿Está todo (realmente) perdido? Por mencionar algo, el famoso y malévolo TPP: Trump se ha manifestado en su contra y que hará lo posible porque no avance -si es posible tal cosa-. Es esperado que tras décadas de un desmesurado expansionismo gringo, en vista del Make America Great Again las medidas que tome el futuro presidente contraigan y sacudan la posición que ocupa este país en el mundo entero, pero de ahí a que se concreten sus amenazas y promesas de campaña, hay trecho. Y no olvidemos que la administración de Obama -sí, el amado y carismático- ha sido la que más deportaciones ha realizado en décadas. Lo malo tampoco se cuenta, pero cuenta mucho.

Como conclusión -o comienzo de la Era Trump-, tras el Brexit, el NO en Colombia y estas elecciones, les paso una #IdeaMillonaria a las grandes editoriales:

PD: Y nos queda como consuelo…

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El Día D(e volver a vivir)

«Cuando despertó, la silla de ruedas todavía estaba allí».
—Actualizando a Monterroso.

I.

Sandra llegó como de costumbre, una noche sí y dos no, a cubrir su guarda nocturna en el Hospital Santa Margarita, donde laboraba desde hacía dos años. Antes de pasar a terapia intensiva y comenzar su turno se dirigió al vestíbulo de empleados, dejó su mochila y vistió su chaleco de enfermera. Se lavó las manos en el sanitario contiguo y caminó por el pasillo que separa su área de trabajo del resto del edificio.

Entrar a la sala de terapia intensiva del Santa Margarita es internarse en un santuario escrupulosamente resguardado por la madre Silvia Valle, su supervisora desde 1975. 25 años en los que esta monja zacatecana ha pasado hasta 20 horas continuas entre sus paredes, vigilante de todos los detalles que faciliten la atención que médicos y enfermeras brindan a los 8 pacientes para los que cuenta capacidad. 25 años que día a día ha dejado un pedacito de su alma en cada persona que ha recibido.

Se acercaron Sandra y Laura (la otra enfermera de la guardia nocturna) con Mary, quien las puso al tanto del estado de salud de los tres pacientes que ocupaban la sala. -Por cierto -agregó-, va llegar un ingreso en un rato más, no tarda en venir la madre para informarles bien. Sólo sé que está muy delicado, así que ¡suerte, muchachas!-. El anuncio no les causó sorpresa, acostumbradas a lidiar con ese tipo de situaciones.

Y en efecto, poco antes de las 11 pm apareció la madre, fuera del horario acostumbrado pero siempre llena de energía en circunstancias como la que estaba por presentarse. Aunque por su estado de salud le habían recomendado que fuera cautelosa con sus horas de descanso, llegó con su usual estrictez a la sala, recorrió con la mirada a los pacientes ingresados y se acercó al módulo de enfermeras.

-Hola señoritas -dijo con voz baja pero apresurada-, vayan preparando la cama 1. Nos trae el Dr. Juan Luis a un muchachito que viene inconsciente y con traqueostomía, llega en media hora-. Tras escucharla, en pocos minutos tenían equipado el habitáculo 1 con todo lo necesario para recibirlo. Sandra revisó su reloj, eran las 11:13 de la noche.

25 minutos después llegó a Urgencias una ambulancia EMME, de la cual bajaron la camilla con un paciente y 6 personas rodéandola, entre el Dr. Juan Luis Soto, paramédicos y personal del hospital. Con agilidad se trasladaron hasta el área de terapia intensiva y con un entrenado movimiento lo desplazaron a la cama hospitalaria. Llegó el momento para Sandra y Laura de entrar en acción.

Con envidiable destreza hicieron el intercambio al respirador estacionario, que se dispuso el Dr. Juan Luis a calibrar, en lo que ellas acomodaban lo mejor posible al paciente, le colocaban los medidores de signos vitales y revisaban el correcto funcionamiento de las diferentes canalizaciones. Escuchado y atendiendo en el acto las indicaciones que el doctor iba pronunciando, le retiraron al paciente la bata con la que llegó, vistiéndolo con una del hospital. Como un sincronizado acto de magia, tras el alboroto al recibirlo la sala de terapia intensiva volvía a su ritmo habitual.

-Él es Víctor, 21 años -dijo el doctor con afable voz, mirando a las enfermeras-. Tuvo un accidente en auto el 9 de agosto, quedando politraumatizado y con lesión medular. Lo hospitalizaron en León y le hicieron fijación cervical C5-C6. Contrajo neumonía y el 15 quedó inconsciente. Me lo entregaron hace 3 horas con 36 de saturación, por lo que procedí a traqueostomizarlo para comenzar a descongestionarle los pulmones. El padre Alejandro -agregó volteando la cabeza hacia un individuo bajito que estuvo al margen durante las maniobras- nos dio la bendición y nos arriesgamos a traerlo. Estas 72 horas son vitales, así que se los encargo mucho-.

Apenas asintieron las enfermeras, la madre Silvia tomó la palabra. -Sabe usted doctor el cariño y dedicación con los que nos gusta atender a nuestros pacientes, más tratándose de un hermano del padre Chapis. No le faltarán cuidados y oraciones-, dijo al tiempo que tomaba al sacerdote del brazo, apretándolo efusivamente. -Eso ni lo dudamos, madre -pronunció el cura-, vamos a devolverle la salud a este muchacho, verá que Don Bosco y María Auxiliadora nos harán el milagro-.

Mientras el Dr. Juan Luis rellenaba unos formularios con las indicaciones médicas a seguir con Víctor, la religiosa permitió a sus padres (que llegaron también en la ambulancia pero permanecían expectantes en el lobby de urgencias) pasar a verlo. Aún sin recuperarse del espanto de que les hayan dicho que fueran pensando cómo llevarse a su hijo a Monterrey porque no iba a amanecer, el que estuviera en otras condiciones les transfundió un hilo de esperanza. -Don Víctor, doña Lupita -dijo el padre Alejandro de manera cariñosa-, siéntanse tranquilos. Está en manos de Dios y de esta santa mujer -mirando de reojo a la madre Silvia- que su hijo se recupere, y así será-.

II.

En medio del silencio que se cuela entre el continuo sonido de los aparatos médicos, se distiguió la alerta por el aumento del ritmo cardiaco de uno de los ingresados. Acercándose al cubículo 1, Sandra reviso las pantallas para cerciorarse de que todo estuviera en normalidad, descubriendo que el paciente balbuceaba con esfuerzos, y entre parpadeos y ligeros movimientos de cabeza volvía en sí paulatinamente. Se colocó a su lado y tomó con levedad su mano izquierda.

-Víctor, hola…, me llamo Sandra -le dijo con tranquilidad-. Es la 1:30 de la mañana del lunes 21 agosto, estás en el hospital Santa Margarita de Guadalajara -hizo una breve pausa antes de continuar-. Llegaste hace dos horas, estuviste inconsciente varios días. Afuera están tus papás, no te preocupes. Estás bien cuidado, aquí te vas a mejorar-.

Al escuchar a Sandra y sentir sus manos entre la suya, Víctor recuperó la calma. Sin poder responder a causa de la traqueostomía -que le calaba en el cuello como si de un dulce atorado se tratara-, saber que estaba en Guadalajara lo llenó de alivio y seguridad. Ya no había nada que temer, estaba en casa.

Pd:

Este evento sucedió (detalles más, detalles menos) hace 16 años. El pasado 17 de julio visité junto con mi madre a la «aliviada y sin sanar», que vive aún en el Hospital Santa Margarita, en el ala de hermanas con requerimiento de atención. Las ernias en su columna desde hace algunos años la retiraron del trabajo activo y la mantienen postrada. Cada viaje que hago a Guadalajara procuro visitarla y pasar algún rato con ella, una humilde manera de mostrarle mi gratitud por lo minuciosos cuidados que recibí de ella y su eficiente equipo de enfermeras el tiempo que permanecí internado allí, del 21 de agosto al 30 de septiembre del 2000, que fui trasladado a Monterrey. Hay tantas anécdotas de esos 40 largos, delicados pero entretenidos días que ya contaré en alguna ocasión. O tal vez no 🙂

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Dayron

La tarde del 18 de agosto del 2008, a 10 días de haber arrancado los Juegos Olímpicos de Beijing, una nación entera lloraba la retirada de Liu Xiang de la prueba clasificatoria de 110 metros vallas. Integrante de la pléyade de deportistas chinos llamados a poner en alto el nombre del país anfitrión y dispuesto a refrendar su oro olímpico conseguido en Atenas, el plusmarquista shanghaiano de 25 años y en el cenit de su carrera, resintió sorpresivamente una lesión en el tendón de Aquiles del pie derecho que lo marginó de la competencia.

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Mientras esto sucedía, a más de 12 mil kilómetros de distancia, la sonrisa de millones de cubanos se iluminaba, al abrirse con este lamentable suceso la oportunidad para que su joven promesa de 21 años, el guantanamero Dayron Robles, brillara en plenitud. Habiendo saltado al plano internacional apenas un par de años antes, agenciándose la medalla de plata en el Campeonato Mundial bajo techo de Moscú, comenzó a hacerse en un lugar en esta especialidad al punto de romper en junio del 2008 el récord mundial y arribar a Beijing como fuerte candidato al oro, que, con la retirada de Xiang, tenía servido en bandeja de plata.

Y así resultó: Dayron avanzó sin dificultades las rondas preliminares, y el 21 de agosto, a pesar de la ligera lluvia que empapó la pista, superó a sus adversarios para colgarse el oro con un tiempo de 12.93s, con casi 3 décimas de ventaja sobre su inmediato contrincante. Subió al podio y los 90 mil espectadores aquella noche en el Nido del Pájaro vieron elevarse en el asta de premiación a la bandera cubana flanqueada por un par de banderas estadounidenses, lo que habrá sido de enorme vanagloria para la cúpula política de la isla.

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Aquel 2008 sólo Robles y Mijaín López en lucha greco-romana cosecharon presea dorada, acompañadas por 11 de plata y 11 de bronce. En sus Reflexiones del 24 de agosto, coincidiendo con la clausura de la justa olímpica, el mismísimo Fidel Castro definió a Dayron como «un atleta disciplinado y tenaz con 21 años y nervios de acero», y exhortó a sus compatriotas a «recibir a nuestros deportistas olímpicos en todos los rincones del país.  Resaltemos su dignidad y sus méritos.  Hagamos por ellos lo que esté a nuestro alcance».

Por su concentración para el Grand Prix de Zagreb, donde competiría el 9 de septiembre, Robles no estuvo en el recibimiento oficial en La Habana tras el regreso de la delegación cubana (tampoco lo había estado en el acto de abanderamiento). Volvería a su patria hasta el 14 de septiembre, tres semanas después de su hazaña, y tras la fiesta de bienvenida en el Centro olímpico, se trasladó a su natal Guantánamo, a festejar en grande con los suyos.

Entre las primeras declaraciones que dio a la prensa de su país externó:

No sería justo si ahora que hablo del triunfo no mencionara a mi mamá y a toda mi familia, máxima inspiración para llegar hasta aquí desde que era un niño. Ahora sólo quiero descansar y compartir con mi familia y amigos los premios que han hecho este 2008 como el más feliz de mi corta carrera.

Ya desde su regreso a Cuba se especuló sobre las lesiones que le aquejaban y le impidieron participar en la final de la Liga Mundial de Atletismo en Alemania. El 2009 lo arrancó con una en el muslo izquierdo en la primera jornada de la temporada invernal. Meses después, dio mucho de qué hablar su inesperado abandono de la semifinal de 100 m vallas en el campeonato mundial de atletismo en Berlín. Su más destacada participación ese año fue el primer lugar con tiempo de 13.18s conseguido durante los Juegos de Centro América y Caribe realizado en La Habana en noviembre.

Para 2010, su mejor marca la alcanzó en 60 m vallas, con 7.34s, en el Campeonato del Mundo en Pista Cubierta de Doha, valiéndole el oro. El 2011 se vio envuelto en la polémica al serle retirado el triunfo conseguido en los 110 m vallas del Mundial de Daegu, al proceder una reclamación por interferir en la carrera -nada más y nada menos- de Liu Xiang. Llegó 2012 en medio de lesiones pero calificado para los JJOO de Londres, e igual que en Beijing, cumplió los sets eliminatorios sin contratiempos.

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Es en la carrera final, el 8 de agosto, cuando al brincar la sexta valla, Dayron se resiente de un tirón en su muslo derecho y detiene abruptamente su carrera, lo que da pie, por un lado, a la victoria del estadounidese Aries Merritt, y por otro, a que se desate en su país una avalancha de duras críticas y acusaciones de fingir la lesión al verse rebasado por sus contrincantes, a las que el atleta debió hacer frente.

Me quedo frío cuando oigo gente que dice que debía llegar a la meta, o que yo estaba actuando, el que dice eso nunca se ha parado en una pista, no saben los problemas que tiene un atleta para prepararse, no sabe nada de deporte. No me conocen, lamentablemente no saben el valor que debe tener un atleta para preparase a diario, sencillamente es una falta de respeto.

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Al linchamiento popular se sumaron las especulaciones de que el bajo rendimiento de Robles se debía a su incorformidad con las autoridades cubanas en cuanto a los estipendios recibidos por sus actuaciones internacionales, de los que el gobierno retenía más del 60%. y llegaron incluso a deberle 60 mil dólares por diversos conceptos. Estos rumores cobraron fuerza al anunciar sorpresivamente en enero del 2013 su retiro de las competiciones y darse baja de la Federación Cubana de Atletismo.

Siguiendo con las sorpresas, meses más tarde Dayron fue registrado en el club AS Mónaco con el fin de participar en una competencia en Italia y buscar hacerlo también en el Grand Prix de Gotemburgo, lo que fue impedido por la IAAF, en respaldo al veto cubano por indisciplina y falta ética. Esto abrió la posibilidad de que el medallista en Beijing acogiera otra nacionalidad, aunque tendría que esperar dos años para competir bajo dicha bandera.

La telenovela de Dayron sumó un capítulo más cuando el gauntanamero regresó a la isla en noviembre de ese 2013. «Porque soy cubano, pienso que nunca me fui. Salí a trabajar, a darle continuidad a lo que hago y a lo que no voy a dejar de hacer nunca, que es correr». Respecto a su enredo con las autoridades deportivas cubanas señaló:

Se complicaron las cosas no sé por qué, empezaron a hacer comentarios como si yo perteneciera al organismo, y yo no pertenecía al organismo. Era una cuestión legal, ya no formaba parte del equipo nacional, pero como cubano –según dice la ley, el deporte es derecho de todo el pueblo- yo puedo seguir compitiendo y entrenando sin estar en el equipo nacional. Estoy dispuesto y siempre he estado dispuesto a competir por Cuba. Yo no he hablado con nadie para que me reinserten, ni nadie ha hablado conmigo, simplemente yo soy cubano, y si como cubano yo puedo competir, compito.

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Y en efecto, de parte de la burocracia socialista no había la menor intención de buscar la reconciliación con el atleta, lo que quedó manifestado al no incorporarlo en la delegación que participaría en el Campeonato Mundial de Atletismo Bajo Techo a realizarse en marzo en Polonia. Esto no impidió que Dayron se preparara y corriera por cuenta algunos eventos, ganando entre ellos el 110 m vallas en la reunión internacional de Marsella de mayo del 2014 con un tiempo 13.46s, bastante lejano de sus mejores marcas pero un indicio de su propósito de continuar sobre el tartán.

Es hasta la última semana del 2015, más de 3 años después del distanciamiento post-Londres, cuando el Granma hace oficial la noticia esperada por miles de cubanos y apasionados del atletismo en el mundo entero: Dayron pisaba de nuevo la pista del Estadio Panamericano, tras quedar saldadas sus diferencias con Federación Cubana y la Comisión Nacional de Atletismo, con la mira puesta en Río de Janeiro 2016 si sus condiciones físicas se lo permitían. Su mejor tiempo del 2015 fue 13.27, insuficiente para disputar los primeros puestos, pero realizado sin la estructura que de nueva cuenta lo cobijaría en busca de repetir la hazaña olímpica. Era momento de recuperar los meses perdidos… hasta donde las lesiones se lo permitieran.

Y fue así como conocí a Dayron, o, para ser más fiel a la verdad, me «topé» con él. Recorría en febrero pasado junto con mi padre el Hospital Julio Díaz en La Habana, reconocido en Latinoamérica por su especialidad en rehabilitación física. El responsable de relaciones con los extranjeros del centro nos hacía un recorrido por sus instalaciones, deshaciéndose de elogios sección tras sección. Como parte de ello, entramos en una habitación donde se encontraba un mulato alto y robusto tendido boca abajo en una camilla, acompañando por un fisioterapeuta que masajeaba con cuidado la parte posterior de su pierna, y otra persona, que los observaba conversando a corta distancia. Luego de saludarlos, el guía nos hizo algunos señalamientos y salimos.

Al terminar de recorrer el siguiente ambiente y cerca de pasar de nuevo por la habitación anterior, nos dice nuestro guía con una voz que destilaba reverencia: «¿Han oído ustedes hablar de nuestro medallista olímpico Dayron Robles?» Sí, -asentí- corredor en carrera con vallas, ¿cierto? «Ah, pues es quien están atendiendo en este cubículo, pasemos a saludarlo». Entramos de nuevo al cuarto, siendo ahora presentados con el atleta, quien apoyado sobre sus codos mantenía levantado el torso al momento de ser atendido. Nos explicó su acompañante que le estaban tratando una molestia y esperaba pronto retomar los entrenamientos. Agregó el guía, muy emocionado, que Robles estaba encarrilado en su preparación para dar las marcas clasificatorias a los Juegos Olímpicos, a lo que, entre temor y admiración, atiné a decir: «Seguro lo vas a conseguir; ¡mucho éxito en Río, campeón!», lo que respondió Dayron con una sonrisa para seguir concentrado en lo que escuchaba en sus audífonos.

A fines de abril, se anunció su regreso a las competiciones con la delegación cubana en los Trinidad & Tobago Grand Games de mayo, que fueron cancelados. Después, para la carrera de su especialidad en el Memorial Barrientos de La Habana, en la que no participó aquejado de molestias en los gemelos. Un tercer amago fue su anuncio para la carrera del 7 de junio en Montreux en la que tampoco compitió por las mismas causas. El 28 de junio, el Departamento de Alto Rendimiento del Deporte en Guantánamo lo reportaba «en excelente forma física» y listo para Río, quizá para avivar las ilusiones de sus compatriotas.

Es hasta el jueves 11 de agosto, ya arrancados los Juegos y a 4 días de la competición preeliminar de 110 m vallas, cuando se oficializó la baja del explusmarquista de la justa al no recuperarse de su lesionado gemelo derecho, aquel que con más devoción que efectividad le era atendido la tarde de febrero que, literalmente, me «topé» con él.  Termina así la historia deportiva internacional de un grande que permanecerá en el recuerdo de muchos.

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Estadio BBVA Bancomer, (gravísimo) crimen ambiental

Disclaimer: antes de ser aficionado tigre, soy ciudadano de Nuevo León. Los comentarios a continuación vertidos no son en calidad de ‘fanático’, mucho menos ‘anti-rayado’; estoy convencido que si el estadio fuese del equipo al que apoyo, opinaría exactamente lo mismo. Publicado originalmente el 2 de agosto del 2015.

Cuando en septiembre del 2008 fue presentado oficialmente el proyecto para construir el nuevo estadio de los Rayados de Monterrey, comenzó una danza de especulaciones en torno a cuál sería el lugar más indicado para ello. Desde luego que resulta subjetivo establecer un criterio de “idoneidad”, más en una ciudad donde no rige criterio de desarrollo urbanístico alguno y se levantan construcciones a diestra y siniestra sin el menor cuidado siquiera estético, ya no digamos ambiental.

Entre las primeras localidades que sonaron estuvo la zona aledaña al Parque La Pastora, en el municipio de Guadalupe, el pulmón natural más grande del área metropolitana. Un lugar céntrico, una extensión de terreno suficiente para la obra, disponibilidad de las autoridades municipales para levantar la infraestructura vial necesaria para satisfacer la demanda vehicular, caray, hasta el Cerro de la Silla de fondo como adorno perfecto para no extrañar la tradicional panorámica del estadio del Tec. El único pero gran pero: dichos terrenos no sólo son propiedad federal, sino parte de un área natural protegida por la Semarnat.

Los reclamos de las asociaciones de cuidado medioambiental no se hicieron esperar cuando la entonces alcaldesa del municipio, Ivonne Álvarez, oficializó en conjunto con los directivos del club que sí, los terrenos de la Pastora eran los elegidos para erigir el inmueble, con un costo estimado de 200 millones de dólares y que comprometía a la institución a levantar también un parque ecológico en las inmediaciones para subsanar el impacto a la zona. ¿No sería más conveniente evitar “el impacto en la zona” NO CONSTRUYENDO semejante monolito en medio de un bosque urbano?

Porque se le vendió a la ciudadanía el argumento que dicha zona estaba abandonada, y construir el estadio en tal lugar resultaba un beneficio al entorno por donde se le viera. Lo que se ignora, con demasiada alevosía, es que tal zona en las últimas administraciones municipales y estatales se descuidó a tal modo que pudiera sostenerse como una necesidad que Femsa hiciera una obra de altruismo concediéndole a tal sector el honor de levantar allí su hogar. ¿Sabe usted cuánto pagó Femsa a cambio de los terrenos? NADA. Le fueron cedidos en comodato por 60 años por Rodrigo Medina, con el aval del congreso local.

Ante tal esplendidez seguía siendo un obstáculo el carácter de área natural protegida de los mismos, pero como señala @guffocaballero, “en Nuevo León la vida silvestre no vale nada; aquí el verde que importa es el de los billetes y los envases de vidrio para guardar cerveza regia/holandesa”. La orden de destrabar las autorizaciones llegó directamente del ejecutivo -léase Felipe Calderón- y el 1 de enero de 2013 se hace oficial que se otorgaron los permisos necesarios para que se realice la edificación. El daño al patrimonio ecológico tenía bandera blanca para comenzar a consumarse.

Este texto no pretende convencer a nadie de lo artero que resultó para el área metropolitana entera el anteponer una necesidad social particular -contar con un centro de esparcimiento- al cuidado de su medio ambiente y preservación de los pocos espacios naturales que amortiguan la cada vez mayor contaminación que está salida de control. Pero como vivimos en el país del engaño, ¿para qué preocuparnos por el aumento de contaminantes en la zona cuando se puede simplemente mandar cerrar la estación de monitoreo? ¿Qué importancia puede tener el hábitat de 106 especies de animales cuando en su lugar habrá un templo del deporte más popular del país para 51,000 creyentes? ¿Cómo renunciar al glamour que significa una edificación de tal relieve -definida por el mismo EPN como un nuevo icono de la ciudad- a costa de mantener una centenaria zona ecológica? ¡Qué pereza!

Hoy de distintos puntos de la ciudad arribarán miles de aficionados rayados a disfrutar de una instalación de primer mundo. Cada uno de ellos pagó su entrada, no para este partido inaugural, sino para todo el año futbolístico por venir. Tomarán su asiento y gozarán de un excelso panorama viendo en el terreno de juego a 22 deportistas haciendo lo suyo por cumplir con el protocolo de la fiesta que hoy llega a su culmen. Comerán y beberán con singular alegría y tras las cinco, diez fotos de rigor y la infaltable selfie volverán contentos a su hogar, ansiando pasen pronto los días hasta su siguiente cita en el BBVA. En ellos no descansa la responsabilidad de asesinar una área natural protegida de manera tan impune; ésta pesará en las conciencias de funcionarios y empresarios, que me pesa reconocer, les vale madre haya sido así, y sus sonrisas de oreja a oreja durante la ceremonia de inauguración lo dejó ver. Nada extraño en el país de la corrupción, la opacidad y el cinismo.

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(Imagen: Yolanda Rosales)

Tiempos

Este 2016 me comenzó con el diplomado en Teparia de Reconstrucción Experiencial, impartido por una pareja de psicólogos, Sergio y Rosario (colegas y esposos), del que tenía conocimiento al menos desde 2006 por un amigo muy cercano, y que hasta 10 años después -todo llega en su preciso tiempo- tengo oportunidad de vivir.

Y es a propósito de los «tiempos» por lo que escribo esta reflexión. En el texto principal de apoyo, escrito por los instructores como un breviario de sus conclusiones académicas y experienciales, me encontré con el extracto que comparto a continuación:

«Hay un tiempo para escuchar, hay un tiempo para entender, hay un tiempo para ser no-directivo, hay un tiempo para ser directivo, hay un tiempo para confrontar, y un tiempo para renunciar al cambio, hay un tiempo para reírse a carcajadas y un tiempo para llorar, hay un tiempo para odiar, y finalmente hay un tiempo para perdonar, hay un tiempo para decir adiós, y un tiempo para dar la bienvenida, un tiempo para observar, y un tiempo para cambiar».

Desde esta perspectiva, la vida es un entramado de «tiempos» que se van sucediendo unos a otros, a veces de modo fluido y natural, a veces abrupta y desorganizadamente, tomándonos desprevenidos y sin recursos para asumirlos a la altura de las exigencias.

La cosa se complica al percatarnos que ¡toda la humanidad está imbuida en dicha dinámica!, de modo que -pasa con frecuencia- nuestros tiempos no son los de los demás y se da el habitual caso (por citar uno de los ejemplo más típicos) del «No eres tú, soy yo». Y así para tantas circunstancias del desenvolvimiento social.

¿Cuál es tu «tiempo» actual? ¿Te has dado tiempo -valiosa redundancia- para descubrirlo, apropiarlo, valorarlo? Contrario a ello, da la impresión que vivimos «a las prisas», al «ahí se va», consumiéndonos en lo afanes propios sin el menor margen para un respiro, para el autoconocimiento, y más necesario incluso, el ‘autoamor’.

Es de hecho, este escrito, un acto tangible de mi necesidad por emanciparme de las prisas y ahísevases, de hacer un alto en la rutina que me absorbe y reconocerme como un ser ávido de expresarse, de plasmar en palabras sus sentimientos, inquietudes y debrayes, de valorar la importancia que puedan tener éstos para otros que como yo, también se declaran rebeldes de la inercia y le dedican unos cuantos minuto a leer esta líneas.

Venga, pues, la sublevación contra el acartonamiento cotidiano y aprovechemos el comienzo de un nuevo mes como trampolín que nos catapulte a un mejor vivir. ¿Te animas? Yo también.

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(Foto cortesía de Vero)