Inclusión de personas con discapacidad versión 4T, ¿ahora sí?

No es un secreto que durante el gobierno de López Obrador hubo una atención asistencialista a los grupos en situación de vulneración, reduciéndose en muchos casos a las becas y apoyos económicos, que si bien se necesitan jamás serán suficientes y no pueden en ningún caso sustituir políticas públicas que pongan alto a la discriminación y marginación hacia dichas poblaciones.Luego de tres meses de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, ¿cabría esperar algo diferente?

Basta revisar su discurso el domingo 12 de octubre en el marco de sus primeros cien días de gobierno, donde la únicas menciones a la población con discapacidad fueron: “en 2025, 2 millones de personas con discapacidad permanente recibirán su apoyo”, y “a partir de febrero, todas las personas mayores y con discapacidad van a recibir la visita mensual o bimensual de un enfermero o enfermera, médico o médica general para atenderles y prevenir enfermedades”.

Cabe decir (y aquí no hay otros datos sino los del INEGI 2020) que la población con discapacidad de 0 a 64 años en México rebasa los 14 millones 780 mil personas. Y haciendo un sencillo ejercicio matemático, se requeriría ¡septuplicar! el presupuesto destinado a este apoyo para que alcance para todas y todos.

Aún con dicho escenario, claro que hay mucho por hacer: vienen los Foros rumbo al Plan Nacional de Desarrollo y es aplaudible el interés de organizaciones y colectivos civiles de y para personas con discapacidad deseosas de alzar su mano y voz para que necesidades muy puntuales de esta comunidad sean atendidas y pueda proyectarse a mediano y largo plazo un modelo de nación donde la garantía de los derechos de los grupos vulnerados tenga, precisamente un enfoque de derechos y no asistencial.

Necesitamos que no sea sólo el dinero —que aclaro, siempre es necesario— sino proyectos auténticamente inclusivos los que hablen por el trabajo de un Gobierno. Que por esperanza no quede.

Momento de Intencionalidades

Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación.

Thomas Hobbes

Como cada tres años, atraviesa la ciudad el cambio de gobiernos municipales, en algunos casos sorpresivas, como Juárez, que rompe una “tradición”  de años bajo la misma familia al frente del  gobierno, o Guadalupe, que tendrá su primer alcalde guadalupense después de 20 años;  en otras no tanto, como Santa Catarina y San Nicolás que repiten alcaldes, o Apodaca, que dará obvia continuidad; u otras que vuelven a lo ya conocido con alcaldes que van por tercero o cuarto período como Monterrey y San Pedro; y casos como Cadereyta y Pesquería, donde también llega Lo Nuevo con muchas ganas de trascender pero recibiendo municipios comprometidos administrativa y presupuestariamente. 

Es importante que la ciudadanía no sea indiferente a estos relevos, al contrario: que tanto en el área metropolitana como en el resto de municipios de Nuevo León se mantenga una alta expectativa sobre los retos, compromisos y proyectos para los próximos tres años en medio de problemáticas que van a heredar como el bacheo, la inseguridad de bajo impacto, conflictos viales, deterioro en los espacios municipales y un largo etcétera. Y el interés no debería ser como simples espectadores o acérrimos críticos (que en el fondo, se vale), sino como parte de la activa comunidad y sociedad civil siempre interesada en  sumar y aportar para que esta Gran Ciudad  en la que vivimos pueda seguir siendo el hogar en el que deseamos despertar cada mañana.

Por eso nos invito a todas y todos a que no dejemos pasar este Momento de Intencionalidad —como bien nos manifestó la Mtra. Brenda Sánchez en una reciente capacitación— ideal para aglutinar no sólo emociones sino también análisis, planes y acciones en favor a que la construcción de gobierno que se vaya tejiendo con el paso de las semanas en cada municipio sea una oportunidad de renacer, rehacer y construir con toda la riqueza de nuestra diversidades y diferencias, ambientes dignos en los cuales vivir, crecer y coexistir. Y aunque seamos los mismos, seámoslo de mejor manera.


El autor es persona con discapacidad mottriz, psicólogo, activista de la inclusíón y Regidor del municipio de Guadalupe, Nuevo León.