5 de junio #TampocoSeOlvida

De nuevo llega el 5 de junio al calendario, y por séptima ocasión nos corresponde honrar y recordar una de las tragedias más dolorosas que ha sufrido la sociedad mexicana, por el fallecimiento de 49 niños y niñas en la Guardería ABC de Hermosillo Sonora. Y digo «la sociedad mexicana», porque es imposible abstraerse del dolor que llenó a decenas de familias hermosillenses y que sigue vivo, ante la falta de auténtica justicia para las víctimas y castigo merecido a los culpables.

Pero el dolor y el duelo no son suficientes para paliar tan grande pérdida. Alzar la voz es lo mínimo que puede esperarse de una sociedad vulnerada por malos gobiernos, por las mentiras de siempre, por una falta de cultura cívica que debería arraigarse desde los primeros años, por resultar más cómodo mirar cada quien por sus intereses y «ahí los demás que se las arreglen como puedan». Esto y tantas cosas más padecemos como el cáncer que carcome las células sanas del cuerpo y que inevitablemente será fatal.

Y entre tanta desilusión se asoma un hilo de esperanza, cuando contrario a la idea que nos han inculcado de que nada puede cambiar, aparece un vestigio de inconformidad, de repudio, de contrariedad ante lo pasmoso que se ha vuelto el presente, de crítica, de reflexión, de disidencia, de luchar con lo que tengamos al alcance. Como hace más de 20 años hicieron los indígenas de los Altos de Chiapas con machete y azadón en mano plantándose ante el Ejercito. Su arrojo y valentía la han querido diluir con el paso del tiempo, envolverla en un tufo de politiquería que no merece, y sin embargo, la huella de aquellos guerreros sigue flotando en donde dos o más ciudadanos protestan y no se callan.

Hay mucho qué hacer, mucho por lo qué luchar, mucha esperanza que sembrar en las nuevas generaciones. Hasta que no quede un muro, una pared, una calle donde no se halla escrito que estamos hartos de dejarnos arrollar y que a partir de ahora los vamos, por lo menos, a incomodar.

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Fotografía de Claudia Ocampo