Extrañar de menos

Hoy te extrañé de menos.

No me importó dormir atravesado a lo largo y ancho de la cama, ni dejar sonar la alarma hasta que el vecino del departamento contiguo golpeara la pared exigiendo silencio.

Tampoco procuré dejar agua caliente en la ducha, ni preparé café para dos, mucho menos acerqué al desayunador la mermelada de albaricoque que tanto te gusta.

Salí a trabajar sin la necesidad de despedirnos, de robarte un beso en medio de las prisas por alcanzar a tiempo el Metrobús y el colectivo, respectivamente.

Pasé el día sin revisar el celular cada 5 minutos, sin responder con gifs tus desahogos laborales, sin compartirte el meme del momento para arrancarte un espontáneo emoji de 😂.

Volví a casa sin repasar antes qué contarte al llegar, ni comprar en la tiendita de la esquina un mazapán -para meterlo a tu bolso en cualquier descuido-.

Cené colocando los pies sobre la mesita de centro (eso que tanto que molesta), y dejé el plato sucio, apilado sobre los que se han acumulado en la semana.

Me tendí en la cama sin la charla sobre qué serie o película ver, en qué página vamos de nuestros libros, ni buscarte meloso para comenzar el preludio amoroso. En su lugar me quedé dormido viendo un documental sobre los pasatiempos de Hitler.

Como puedes ver, hoy te extrañé de menos.
Ahora sólo me queda no recordarte.

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(Foto: Daniela Ferreira)