Feliz

Éste no será un ejercicio de escritura, será un ejercicio de imaginación. Sí, tú tranquilo o tranquila. Ponte cómodo, afloja los hombros, deja que se escape esa tensión acumulada del día. Extiende tus piernas para que la sangre circule con mayor agilidad por tu cuerpo. Si puedes descálzate, que sientan tus pies la textura del azuelo, duela, alfombra… siente en sus plantas un cosquilleo que sube por tus chamorros y busca conectarse a tu sistema nervioso central para viajar por todo tu cuerpo. Cuando menos lo esperas te sientes relajado, respirando profundo y con calma.

No te voy a pedir que pongas la mente en blanco, eso es imposible. Pero sí que traigas desde el banco de recuerdos aquel momento más feliz que has vivido este año. Si, este año, los seis meses que han pasado desde comenzó el 2017. Has un recuento breve de las cosas divertidas y felices que has vivido, repasa cuáles son las situaciones que te han llenado de más alegría y plenitud, ordénalas de tal modo que salga a flote y sobresalga la más importante, la más llenadora, la más reconfortante. Acércala con cuidado a tu consciente. Instálala, dale la bienvenida, deja que se desparrame a gusto para que ocupe no solo tu mente sino tus sentidos. Recuerda qué ruidos había, qué olores estaban presentes, cómo sentías tu piel y tu tacto. Imprégnate de nuevo del ambiente que vivías en ese momento, de todo lo que influyó para que alcanzaras tal cúspide de felicidad, de la misma sensación de felicidad hinchándote como un globo. Mantenla contigo, siéntete feliz.

Tras permanecer unos segundos en este feliz trance, invita a tu recuerdo a volver al baúl de la memoria. Que poco a poco vaya regresando a su sitio, donde puedes encontrarlo cuando quieras evocar un feliz momento. Déjate poseer de nuevo por el aquí y el ahora, por el ruido, el olor, las sensaciones cotidianas. Conéctate contigo y los pensamientos que discurren en lo cotidiano de tu mente, entre el bullicio de la introspección. De nuevo en ti, pregúntate: ¿Por qué no has vivido más momentos felices? ¿Por qué no te procuras más momentos felices? ¿Por qué no orientas tu vida para vivir más feliz que infeliz? ¿Por qué la felicidad no se ha vuelto un estado permanente y no un escurridizo salmón que nada contracorriente? Tantos ¿por qué? que te has hecho por años, o tal vez decidiste barrer debajo de la alfombra para que no te coloquen en una situación embarazosa cuando aparecen. Por hoy, por este momento, regálate la oportunidad de encontrarles respuestas, y con ellas dar un paso contundente para ser, para vivir, para existir más feliz. ¿Te animas?

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Fotografía por Amelia Mejía (en un momento muy feliz)