Lluvia en viernes

Llueve y se antoja la tarde para beber un café a su lado. Ponernos al corriente de los últimos proyectos, la salud, la familia… esas cosas que te cuentas con alguien tras varios meses sin verlo.

A la par de la conversación, intercambiar cumplidos, guiños y coqueteos, una leve caricia en su mano interrumpiendo que tome la taza. Acercarse con cautela y plantarle un beso en la comisura de los labios capaz de sonrojarla.

Tras pedir la cuenta, salir en busca de algún sitio donde continuar la charla. Una librería, un museo, un cine, alimentar la atmósfera propicia para concluir la cita en una habitación de hotel. Desnudarnos mutuamente, reconocer la piel que tantas veces acariciaste, los senderos transitados buscando los puntos precisos de excitación, que sueltan amarras y dan rienda a una entrega plena, íntima, anhelada.

Sigue lloviendo, y se antoja la noche para un recuerdo.

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matthileo