El mar que más recuerdo es el que está grabado en tu espalda, que después de tantos años ha dejado su huella en tu piel, que basta recorrer con la lengua para detectar su sabor salado y único, como el gozo de restregar mi barba en la planicie que se forma de tu nuca a tu coxis.
El viento que más recuerdo es el que exhala tu boca cuando jadeas, cuando brotan de tus pulmones los gemidos que acompañan un orgasmo, el resoplo de placer que provocan las caricias con las que lleno tu cuerpo, vuelto una barca a la deriva en un océano repleto de lujuria.
El cielo que más es recuerdo es el que encuentro entre tus piernas cuando, ávidas y presurosas, me conducen al tesoro que esconden tus adentros, al volcán que -insensato- me acerco sin temor a consumirme en su lava y la furia de la explosión que profanarlo provoque.
El paisaje que más recuerdo eres tú, es el mar, el viento y el cielo que acompañan tu andar, es la ansiedad que me provoca tu venida y la zozobra que me queda cuando te vas, es lo que evoca tu recuerdo, es lo que las palabras no alcanzan a narrar y ninguna imagen es capaz de expresar.
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Fotografía por Bibiana Del Ángel