Después de la abundancia viene la sequedad

En 1978, en medio del agitado panorama internacional que se vivía por la tensión entre las potencias petroleras de Oriente Medio, Israel y Estados Unidos, el entonces presidente de México, José López Portillo, soltó una frase que a la postre quedaría enmarcada en nuestra memoria contemporánea por su aparente contundencia y excesiva vacuidad:

«México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora, con el petróleo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia».

Meses antes, durante su primer informe de gobierno (1 de septiembre de 1977), afirmó sin dilación:

«En la época actual los países pueden dividirse entre los que tienen y los que no tienen petróleo. Nosotros lo tenemos».

Agregó:

«El petróleo se convierte en el más fuerte apoyo de nuestra independencia económica y factor de corrección de nuestras deficiencias, si actuamos con moderación y pericia».

Las negritas y subrayado corren por mi cuenta, una manera de destacar tanto el incentivo como la advertencia hecha por JoLoPo hace 40 años. Concluyo -en lo correspondiente a este expresidente- con una frase posterior:

«Como combustibles, nuestras reservas nos pueden durar medio siglo; como petroquímicos y con la imaginación y experiencia de nuestros técnicos, muchas, muchísimas generaciones más participarán de esta riqueza».

Este esperanzador vaticinio quedó el día de ayer oficialmente trunco: otro presidente, también del PRI, le dio la estocada final -en el discurso-,  refiriéndose de tan coloquial manera al nuevo status de México en el panorama petrolero internacional:

«La gallina de los huevos de oro se nos fue secando, se nos fue acabando. Se nos acabó, y no es lo mismo ser un país petrolero a ser un país que tiene petróleo».

Decir «se nos fue acabando» es una eufemística manera de referirse a la atroz conjugación de la mala planeación, la sobreexplotación y la corrupción, factores preponderantes para ir minando con el paso de los años la en otrora poderosa industria petrolera mexicana. Hubo ausencia total de moderación y pericia, adjetivos colocados ingenuamente por JoLoPo como necesarios para volver del petróleo factor de corrección de nuestras deficiencias.

40 años después, a nuestra generación y las sucesivas les corresponderá pagar la acumulación de deficiencias, dejadas en standby por casi medio siglo. La mía en particular, será una que habrá pasado por este mundo sin conocer lo que es vivir sin crisis, salvo la ficción atravesada por un breve período del sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Acostumbrados a administrar la carencia, no dudo que saldremos adelante, de nueva cuenta.

Pd. Para profundizar más sobre el agotamiento del petróleo mexicano y su mala administración, comparto estas referencias, en orden cronológico: