Este 2016 me comenzó con el diplomado en Teparia de Reconstrucción Experiencial, impartido por una pareja de psicólogos, Sergio y Rosario (colegas y esposos), del que tenía conocimiento al menos desde 2006 por un amigo muy cercano, y que hasta 10 años después -todo llega en su preciso tiempo- tengo oportunidad de vivir.
Y es a propósito de los «tiempos» por lo que escribo esta reflexión. En el texto principal de apoyo, escrito por los instructores como un breviario de sus conclusiones académicas y experienciales, me encontré con el extracto que comparto a continuación:
«Hay un tiempo para escuchar, hay un tiempo para entender, hay un tiempo para ser no-directivo, hay un tiempo para ser directivo, hay un tiempo para confrontar, y un tiempo para renunciar al cambio, hay un tiempo para reírse a carcajadas y un tiempo para llorar, hay un tiempo para odiar, y finalmente hay un tiempo para perdonar, hay un tiempo para decir adiós, y un tiempo para dar la bienvenida, un tiempo para observar, y un tiempo para cambiar».
Desde esta perspectiva, la vida es un entramado de «tiempos» que se van sucediendo unos a otros, a veces de modo fluido y natural, a veces abrupta y desorganizadamente, tomándonos desprevenidos y sin recursos para asumirlos a la altura de las exigencias.
La cosa se complica al percatarnos que ¡toda la humanidad está imbuida en dicha dinámica!, de modo que -pasa con frecuencia- nuestros tiempos no son los de los demás y se da el habitual caso (por citar uno de los ejemplo más típicos) del «No eres tú, soy yo». Y así para tantas circunstancias del desenvolvimiento social.
¿Cuál es tu «tiempo» actual? ¿Te has dado tiempo -valiosa redundancia- para descubrirlo, apropiarlo, valorarlo? Contrario a ello, da la impresión que vivimos «a las prisas», al «ahí se va», consumiéndonos en lo afanes propios sin el menor margen para un respiro, para el autoconocimiento, y más necesario incluso, el ‘autoamor’.
Es de hecho, este escrito, un acto tangible de mi necesidad por emanciparme de las prisas y ahísevases, de hacer un alto en la rutina que me absorbe y reconocerme como un ser ávido de expresarse, de plasmar en palabras sus sentimientos, inquietudes y debrayes, de valorar la importancia que puedan tener éstos para otros que como yo, también se declaran rebeldes de la inercia y le dedican unos cuantos minuto a leer esta líneas.
Venga, pues, la sublevación contra el acartonamiento cotidiano y aprovechemos el comienzo de un nuevo mes como trampolín que nos catapulte a un mejor vivir. ¿Te animas? Yo también.
(Foto cortesía de Vero)
Amigo…
En un tiempo sentí que estaba despistada-distraída y diría mi querido Facundo Cabrál «no estás deprimida»…jijiji y me encontré esta lectura Bíblica Eclesiastés 3, 1-22, y lo titulan «Todo a su tiempo» y la verdad que empecé a disfrutar aún de mis distracciones y retomé la fuerza para romper inercias y levantar el vuelo…
solo quise compartirte que animada estoy y me alegra saberte animado … camines cada quien en su espacio y a su paso, pero avancemos!!!
TKM
TRFHM