Comencé el 2013 leyendo El país de las últimas cosas, y 18 meses después, luego de verlo mencionado por Iván Ríos Gascón en Luz Esteril, me reencuentro con su prosa mediante La invención de la soledad, su primera novela publicada (1982).
Más que caer en este género literario, La invención…, compuesta por dos libros: «Retrato de un hombre invisible» y «Libro de la memoria», resulta el testimonial de un hombre abatido ante la repentina muerte de su padre, y su imperiosa necesidad de escribir sobre su relación con él ante el temor de que su presencia se desvanezca. Responsable de desalojar el hogar que su progenitor había ocupado por 15 años solo, tras divorciarse de su pareja, un descubrimiento fortuito lleva al autor a reconsiderar muchas opiniones, y construir otras, que se había forjado desde la infancia.
La invención… es un libro que me interpela de muchas maneras. Comenzado a escribirse el año de mi nacimiento, Auster en una edad similar a la mía, envuelto también en el oficio de las letras ante la poca comprensión de su familia por ello, y -desde luego-, lo concerniente a la relación que llevó con su padre, figura tanto presente como ausente que desde esa ambivalencia, con su muerte cimbró el modo de entenderse en la vida (que espero no sea en mucho tiempo mi caso).
No es de ahora, pero sí varias ocasiones a lo largo de este 2014, he cavilado sobre el porqué no tengo un texto, ni breve siquiera, escrito sobre mi padre. En el Todo Cabe En Un, apenas si aparece mencionado, y por sucesos acontecidos antes del accidente que me tuvo de vuelta en casa. Casi 15 años con un teclado por delante, motivos suficientes, y «ese algo» que me empuja a evadir darle forma a una redacción en donde lo incluya como protagonista. Es evidente que su figura me impone, suelo eventualmente referirme a él como El gran pez por su evocación con el personaje de la maravillosa película de Burton, y, sí: tengo mis issues padre/hijo tan a flor de piel que como mecanismo de defensa mis letras lo excluyen.
Golpeado de positiva manera por el libro en cuestión quizá me proponga, de a poco, retarme ante tal consigna. Escribir estas palabras podría ser el comienzo.