Karla

Entre los recuerdos que tengo fijos en la memoria, esos adheridos a ella de manera indisoluble, está la aparición de Karla, mi hermana menor, en el cubículo de terapia intensiva del Hospital Santa Margarita, donde llevaba algunas semanas hospitalizado tras el accidente automovilístico. Sigue leyendo Karla

Higos

Hay recuerdos que con los años olvidas que viviste, pero basta un estímulo para sacudir la memoria y transiten de nuevo frente a tus ojos. Me pasó esta tarde.

Paula, mi abuela, tenía una higuera en el patio de su casa. Desde abril le comenzaban a brotar de sus abundantes ramas unas gotas verdes, voluminosas, que con los días crecían hasta formar unos apetecibles higos. Bastaba apreciarlos maduros para tomarlos con tan sólo estirar la mano. Para los más altos era necesario emplear una pequeña escalera. Un recipiente repleto de ellos hacía morada en el refrigerador, y parecía mantenerse lleno por arte de magia, la cual desaparecía llegando el otoño y la higuera iba perdiendo paulatinamente sus hojas.

Hoy recordé la delicia de llevar un higo a la boca y masticarlo con suavidad y deleite, disfrutando su inigualable sabor, tan parecido a besar tu boca.

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RHiNO NEAL

De enfermedades, internamientos y fallecimientos de reyes del Pop.

Dos días después de mi cumpleaños, y con al menos dos semanas sintiéndome muy debilitado, aquella mañana amanecí con una fiebre espantosa que permaneció inmutable a pesar del baño con agua fresca horas antes y antibiótico intramuscular.

Papá me trajo el almuerzo pero era tal mi sensación de enfermedad, que por primera vez en 9 años le pedí que llamara a la EMME para que me trasladaran de urgencia al hospital. Si bien vivo a 30 minutos en coche de la clínica, me sentía tan mal que no deseaba correr el menor riesgo de empeorar en el trayecto, por lo que me era necesario vinieran en ambulancia para trasladarme y así contar con la asistencia indispensable.

A los 20 minutos llegaba a casa la unidad de emergencias. Mucha sorpresa le causó al paramédico que me tomó los signos vitales que rondara por los 40°C de temperatura. Recuerdo las palabras del doctor: «Antes no has colapsado, chavo». Después de colocarme un medicamento intravenoso para disminuir la fiebre se dispusieron a trasladarme al hospital, acompañado por mi madre. Por llegar en ambulancia fui ubicado inmediatamente en el área de urgencias, en donde me sacaron las muestras de sangre pertinentes para proceder al internamiento. Más sorpresa todavía enterarme que mi nivel de hemoglobina estaba en 5.3 (el mínimo recomendado es 10-11), lo que me tenía en un estado de anemia y debilitamiento del sistema inmunológico que abrió la puerta para adquirir una neumonía, diagnosticada posteriormente, de la cual ni enterado estaba.

Luego de un par de horas y recuperado por efecto del medicamento intravenoso de la fiebre que me azotaba, coincidiendo además con la hora de ingresos de internamiento (1 pm) fui llevado al segundo piso del hospital. La noticia del día hasta ese momento era el fallecimiento de Farrah Fawcett (popular protagonista de la serie Los ángeles de Charlie), la cual quedó completamente opacada poco después de las 2 pm cuando corrió como reguero de pólvora la noticia de la sorpresiva muerte de Michael Jackson a los 50 años de edad. De la misma me enteré escuchando alguno de los cortes informativos en el pequeño televisor con el que contaba uno de los pacientes en la habitación a la que había sido llevado, si bien mi plena concentración la ocupaba en mantener la calma y la esperanza con la confianza de que estando ya en el hospital las cosas tendrían que mejorar.

Y mejoraron. El 10 de agosto, tras varias semanas alejado de la computadora e Internet emitía de nuevo señales de vida. Cuatro años después, sin fiebre y con un adecuado nivel de hemoglobina, de nueva cuenta papá me trajo el almuerzo y le comentaba: «Hace cuatro años me trajiste de almorzar y te pedí que le hablaras a la EMME». Su parca respuesta fue: «¿Y eso por qué me lo dices?». Y no es descabellada su pregunta; ¿por qué lo hago, por qué escribo sobre ello? Porque escribo para no olvidarme, pero además, para recordar que voy dejando tras de mí una estela de alegrías, esfuerzos y vicisitudes de las que he aprendido y en las que me apoyo para continuar mi andar.

The Kids Are All Right, de Lisa Cholodenko

La segunda proyección de Cinema Terraza, Los chicos están bien (The Kids Are All Right, 2010), viene excelente después de la reciente celebración en México del Día de la Familia pues precisamente aborda la temática de la convivencia familiar… de una familia no tan convencional.

Lisa Cholodenko (su directora y que luego de más de 10 años en el medio consigue proyección con este film) nos acerca a las vidas de Jules y Nic, interpretadas con suma convicción por Julianne More y Annette Bening respectivamente, una pareja de lesbianas felizmente casadas y madres de dos hijos, Joni y Laser. La armonía de la familia viene a desequilibrarse cuando la indagación de los hijos los lleva hasta Paul (Mark Ruffalo), el padre biológico de Joni (caracterizada acertadamente por Mia Wasikowska), quien con entusiasmo y no sin cierta resistencia de la pareja se involucra en sus vidas. Añadir más detalles resultaría en ‘spoilerear’ la historia.

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Por encima del buen desempeño histriónico de los protagonistas, la historia coautoría de la directora y Stuart Blumberg- lleva a la pantalla una dinámica social que con mayor frecuencia es vivida en países del 1er Mundo como es el matrimonio entre parejas del mismo sexo y, con las polémicas que provoque, el que tengan hijos. En este caso, desde luego, sin las complicaciones que atraviesa una pareja masculina que así lo desea, ya que cada una es madre biológica, permitiéndose del tal modo experimentar además de experimentar el amor, la maternidad. ¿Cómo lo perciben los hijos? ¿En «insano» (si cabe el término) un ambiente así para su crianza? ¿Hasta dónde es importante la figura del sexo opuesto?

The Kids Are All Right recibió cuatro nominaciones a los Premios Oscar 2011 (Mejor película, actor secundario, actriz principal y guión original) además de 16 premios en los diferentes festivales en los que participó, evidencia de la buena recepción de especialistas y audiencia de la cinta, que invita a los involucrados en la industria y espectadores en general a ir desechando paulatinamente los convencionalismos y mostrar en la pantalla grande historias más acordes a los tiempos que estamos viviendo.