Molletes de frijolitos con chorizo

El día de ayer, con motivo del luctuoso recuerdo que la fecha exige, escribí para Reversa.mx una colaboración titulada Saliendo, les disparo los molletes.

Es un relato breve en el que narro cómo aborda un individuo la temporal desaparición de su hermano menor, dos días después de la marcha del 2 de octubre que concluyó funestamente en la Plaza de las Tres Culturas.

A las dos o tres horas de publicado, me vino a la mente agregarle una frase final, posterior al desenlace con el que contaba el texto que envíe a Reversa. En primer lugar, experimenté las atinadas palabras de Mónica Lavín acerca de la necesidad de «dejar reposar el cuento», de modo que se asiente, lo asimilemos, y, de requerirse, se le apliquen algunos remiendos o adiciones que a la distancia de haberlo parido consideremos apremiantes.

Pero en segundo lugar, lo que me mortificó fue que con tal adición apuntalaba con mayor vehemencia la sátira que deseo expresar. «¡Magnífico!», podrá pensarse. Y sí, siendo yo el menos indicado en afirmarlo. Pero a la vez me provocó una desazón por dejar en el completo abandono y difamación a la figura del hermano desaparecido. Siguiendo con las apreciaciones de Lavín, en particular la de «el cuento es lo que calla», podría simplemente cruzarme de brazos y permitir que en la mente de cada lector geste los escenarios no narrados correspondientes a los demás personajes involucrados.

Más en un ejercicio reivindicativo, y que ayuda a constituir un relato más complejo sin contar más allá de lo a mi parecer prudente para completar el rompecabezas, me volqué a componer un Tríptico, añadiendo al relato del hermano mayor también el de la madre y el hermano desaparecido.

Para quien guste leerlo, lo comparto en formato PDF: Molletes de frijolitos con chorizo.

Gracias por su lectura y comentarios. En memoria de los jóvenes que aquella noche no regresaron a sus casas, y que trágicamente sigue pasando, QUE NO SE OLVIDE.