El mar

Me gusta visitar de vez en cuando el mar para recordar de qué trata la vida. Es que hay tantas lecciones que nos regala con tan sólo admirarlo. Pero no con una mirada juiciosa, altiva: se necesita una mirada humilde, necesitada de aprender. Sigue leyendo El mar

Atardecer

Te pedí que recordaras el más bello atardecer que habían contemplado tus ojos. Me gustaba ver tu cara cuando te hacía todo tipo de preguntas extrañas, inesperadas. Esa ocasión no fue la excepción. Como pudiste, sonreíste y levantaste ligeramente la cabeza, buscando en esa parte del cerebro donde se guardan los recuerdos, el más bello de los atardeceres acumulados. Sigue leyendo Atardecer

Desterrar

Decidir dejarte no fue fácil, ¿quién como tú para enloquecerme, para alzarme al cielo, para hacerme soñar, reír, ilusionarme, creer? Ese fue mi error, creer de más -uno siempre cree-. Por eso debo cortar de tajo, arrancarte de raíz, dejarte con «lo nuestro», con lo que «tuvimos» y empezar de cero, con muchos kilómetros de por medio. Sigue leyendo Desterrar

Habana

Vine a morirme a La Habana. No sé si me tome un par de semanas, tres meses o cuatro años, pero lo tengo decidido. Que sean su calor, su sal, su humedad, su olor, sus ruidos, sus calles con edificios derruidos, sus sexosas mujeres, sus avispados hombres, su morbo, sus sueños incumplidos, sus promesas, las que consuman los últimos días de mi vida. Sigue leyendo Habana