Representado por 147 atletas en 23 deportes, la delegación colombiana tuvo en Río 2016 su mejor participación en unos JJOO, que le valió para ocupar el lugar 23 del medallero (3er lugar latinoamericano tan sólo debajo de Brasil y Cuba), con 3 oros, 2 platas y 3 bronces. Y a quien le correspondió abrir esta cascada al antioqueño Óscar Figueroa.
Incluir a Óscar en este listado es honrar su historia de esmero y dedicación en medio de las adversidades, tanto sociales como físicas. Exiliado de su pueblo natal a los 9 años a causa de la guerrilla, comenzó a dedicarse al deporte motivado por su profesor de educación física -y también a su poca afición al estudio-. Aunque de estatura promedio (1.62 m), su corpulencia lo inclinó a la práctica de la halterofilia, destacando a nivel regional y nacional hasta conseguir su clasificación y participar en los JJOO de Atenas (a los 21 años) y Beijing, sin los resultados esperados. Es hasta Londres 2012 donde al fin pudo subir al podio consiguiendo medalla de plata en su categoría.
Su carrera, sacudida por las lesiones, le llevó en enero de este año a necesitar una cirugía lumbar para el implante de dos vertebras, tras lo que se ponía en duda su participación en Río. Pero fue su tenacidad -una vez más- la que no lo marginó y, con la rehabilitación debida, prosiguió su sueño de ir por la revancha en sus cuartos JJOO. Tampoco lo distrajo un proceso judicial en el que se vio involucrado en junio y libró pagando una fianza. Llegó a tierras cariocas para levantar el 8 de agosto 142 kg en arranque y 176 kg en envión, suficientes para el oro olímpico y ser el primer colombiano varón en lograrlo.
Emotivo resultó que tras su último levantamiento y asegurado su primer lugar, festejara hundido en lágrimas y quitándose los zapatos, una manera simbolizar su retiro, el cual -declaró después- será de manera temporal. Por ahora piensa dedicarse a terminar sus estudios de Administración de empresas y claro, disfrutar de tan merecido triunfo sumercé.