En 1978, en medio del agitado panorama internacional que se vivía por la tensión entre las potencias petroleras de Oriente Medio, Israel y Estados Unidos, el entonces presidente de México, José López Portillo, soltó una frase que a la postre quedaría enmarcada en nuestra memoria contemporánea por su aparente contundencia y excesiva vacuidad:
«México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora, con el petróleo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia». Sigue leyendo Después de la abundancia viene la sequedad