Después de la abundancia viene la sequedad

En 1978, en medio del agitado panorama internacional que se vivía por la tensión entre las potencias petroleras de Oriente Medio, Israel y Estados Unidos, el entonces presidente de México, José López Portillo, soltó una frase que a la postre quedaría enmarcada en nuestra memoria contemporánea por su aparente contundencia y excesiva vacuidad:

«México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora, con el petróleo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia». Sigue leyendo Después de la abundancia viene la sequedad

4 de octubre tampoco se olvida (Tríptico)

I

No encontramos a mi hermano. Hace un par de días salió a una marcha, de las tantas organizadas por los revoltosos de la UNAM, que nomás están chingando y lo que menos quieren es ponerse a estudiar y volverse personas de bien como uno. Es un vago hijo de la chingada, pero mi viejecita está preocupada porque no ha vuelto, y como hermano mayor me toca andar preguntando de hospital en hospital, delegación por delegación, si en algún lado tienen noticias de él.

Recuerdo cuando salió de casa, con sus fachas de siempre y su apariencia de me vale madre todo que me caga. Hijo de la chingada. Él no tuvo que chingarse en el campo, andar descalzo entre la milpa arrancando mazorcas, recoger a su padre tirado de ebrio afuera de la cantina. Por suerte el tío Alejandro, ya con unos años acomodado en la capital, le cumplió a su hermana la promesa de sacarla del rancho, y allá dejamos lo poco que teníamos, incluso al cabrón que nos dio la vida. A estos años de seguro ya murió de cirrosis hepática o alguna de esas chingaderas de las que suelen petatearse los borrachos.

Leí en el periódico de ayer que se pusieron feas las cosas. Y bien merecido se la tienen: fíjate que meterse con el gobierno, si serán pendejos. Más faltando pocos días para las Olimpiadas y que se llene la ciudad de deportistas y gente de todas partes del mundo. ¿No podían de dejar de chingar un ratito? ¿No valoran que tienen la oportunidad de estudiar, de progresar, de mejorar en la vida? No como uno que se hizo a golpe de chingadazos y miseria, que se levantó de lo más bajo y que nunca ha dejado de ver por su familia. Y así nomás a la cómoda andan ahí como mi hermano, protestando por no sé qué pendejadas hasta que le colmaron el plato a la autoridad, y aténganse a las consecuencias.

Pero este cabrón tiene tanta suerte que dudo le haya pasado algo malo. Y es tan guevón que seguro iba hasta mero atrás en la manifestación, entre esos que no alcanzaron a colarse a la plaza, donde según me contó una de las enfermeras del Xoco, sí hubo varios heridos y hasta muertos. ¿Quién chingados los trae en el mitote? Ya se las habían advertido y ahí van de nuevo. Si esas no son ganas de joder, no sé qué más puedan ser. Chamacos apendejados con las consigas de dos, tres lidercillos de clase acomodada, que con sus atuendos de intelectuales y aires de incomprendidos, copias baratas del Che Guevara, se atreven a hablar de las luchas sociales. Lúchenle en la obra, en la milpa, en la fábrica, de sol a sol hasta que las manos se les llenen de llagas y no quieran más que revolcarlas en harina pa’ descansarlas tantito.

Me encontré a una señora, derrumbada a lágrimas afuera de otro hospital que visité. Me dio curiosidad preguntarle por qué lloraba, pero alcancé a ver que abrazaba una mochila ensangrentada. Andan muchos papás igual que yo, desesperados, con la angustia de que sus chamacos hayan pasado a mejor vida o estén gravemente heridos. Si los hubieran educado mejor no andarían con esos pendientes. Pero seguro eran de los de “ándele mijo, no se deje, luche por sus ideales”. Y ahorita, a sufrirle. Pero qué chingados puedo decir yo, que ando en las mismas. Lo que hace uno por una madre.

Espero que al volver a casa ya esté mi hermano ahí. Seguro mi viejecita le va preparar unos molletes de frijolitos con chorizo mientras se baña, y se los va chingar muy horondo aventado en el sofá con las patas sobre la mesita de centro y viendo agustote la televisión. Lo agarro de los huevos al cabrón y lo pongo a recoger su cuarto que lo tiene como un chiquero. Y de ora en delante cuál permiso pa’ las marchas, pa’ los mítines. Que se dedique a estudiar que no tiene otra cosa en qué ocuparse, o lo mandamos de vuelta al rancho pa’ que aprenda lo que es la vida dura, faltaba más.

*****

Hace un año que no sabemos nada de mi hermano. Y mi viejecita sigue ahí en la sala, asomándose por la ventana, esperando que llegue para prepararle sus molletes de frijolitos con chorizo, esos que tan buenos le quedan a la condenada.

#HistoriasDeRío: Lupita González (México)

Al cumplirse 14 días de actividad olímpica, y con tan sólo una medalla para la delegación mexicana, tocó el turno a la marcha 20k femenil y con ello la participación de María Guadalupe González, de quien se pronosticaba una destacada actuación. Y así resultó.

La oriunda del Estado de México, a sus 27 años y en primera aparición en JJOO consiguió llevarse la plata en medio de tres aguerridas chinas que la exigieron más allá de su límite. Sin embargo, no sucumbió, quedando incluso a 2 segundos del oro. Sorprendente lograrlo habiéndose incorporado a este deporte apenas en 2012, tras haber probado en box y 400 mts valla. La vida, el destino, y sobre todo su determinación le tenían deparado sacar provecho a su genética -idónea de cabeza a pies- para tan rigorista y desgastante disciplina.

mar2

El «milagro» de Tlanepantla en tan corta trayectoria ya es campeona de América (Toronto 2015) y del Mundo (China 2016), además de convertirse en la primera mexicana y primera latinoamericana en ganar medalla olímpica en marcha 20 km, y conseguir un podio para esta especialidad tras 16 años. Su veterano entrenador Juan Hernández, discípulo del mítico Jerzy Hausleber, lo fue también de los medallistas Carlos Mercenario y Bernardo Segura, y supo pulir el diamante en bruto que llegó a sus manos, reconociendo que «tiene un corazonzote, trabaja y nunca dice que no».

Para redondear la sorpresa, a los pocos minutos de terminar su agotadora carrera y ser entrevistada por ESPN, con la humildad que su personalidad destina y sus palabras confirman, expresa, lejos de cualquier falsa modestia: «Venía por el oro y les debí un poco al final, ya no pude». Sin palabras, bueno, sólo una: ENORME.

Athletics - Women's 20km Race Walk

Molletes de frijolitos con chorizo

El día de ayer, con motivo del luctuoso recuerdo que la fecha exige, escribí para Reversa.mx una colaboración titulada Saliendo, les disparo los molletes.

Es un relato breve en el que narro cómo aborda un individuo la temporal desaparición de su hermano menor, dos días después de la marcha del 2 de octubre que concluyó funestamente en la Plaza de las Tres Culturas.

A las dos o tres horas de publicado, me vino a la mente agregarle una frase final, posterior al desenlace con el que contaba el texto que envíe a Reversa. En primer lugar, experimenté las atinadas palabras de Mónica Lavín acerca de la necesidad de «dejar reposar el cuento», de modo que se asiente, lo asimilemos, y, de requerirse, se le apliquen algunos remiendos o adiciones que a la distancia de haberlo parido consideremos apremiantes.

Pero en segundo lugar, lo que me mortificó fue que con tal adición apuntalaba con mayor vehemencia la sátira que deseo expresar. «¡Magnífico!», podrá pensarse. Y sí, siendo yo el menos indicado en afirmarlo. Pero a la vez me provocó una desazón por dejar en el completo abandono y difamación a la figura del hermano desaparecido. Siguiendo con las apreciaciones de Lavín, en particular la de «el cuento es lo que calla», podría simplemente cruzarme de brazos y permitir que en la mente de cada lector geste los escenarios no narrados correspondientes a los demás personajes involucrados.

Más en un ejercicio reivindicativo, y que ayuda a constituir un relato más complejo sin contar más allá de lo a mi parecer prudente para completar el rompecabezas, me volqué a componer un Tríptico, añadiendo al relato del hermano mayor también el de la madre y el hermano desaparecido.

Para quien guste leerlo, lo comparto en formato PDF: Molletes de frijolitos con chorizo.

Gracias por su lectura y comentarios. En memoria de los jóvenes que aquella noche no regresaron a sus casas, y que trágicamente sigue pasando, QUE NO SE OLVIDE.

A 20 años, seguimos gritando BASTA

Aquella mañana de sábado pintaba para ser diferente a tantas otras. No sólo por ser la primera del año, en el que muchos aletargadamente ubicábamos en tiempo/espacio estar comenzando una nueva vuelta de la Tierra alrededor del Sol. Recuerdo haber despertado poco antes de las 9 de la mañana, y aún en cama con el cobertor encima ante el frío que suele haber en Monterrey por estas fechas, volcar mis manos sobre un pequeño televisor para entretenerme mientras el resto de la familia despertaba.

Cuál es mi sorpresa al pasar por el canal local que retransmitía ECO encontrarme con los primeros reportes de un levantamiento armado al sur del país, específicamente en la Sierra Lacandona en el estado de Chiapas, uno de los más castigados por la pobreza en México. La poca información con la que se contaba hasta ese momento señalaba el nacimiento de un movimiento denominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que durante la madrugada de ese 1 de enero había conseguido ocupar las cabeceras municipales de Altamirano, Las Margaritas, Ocosingo, Oxchuc, Huixtán, Chanal y -la más destacada entre ellas- San Cristóbal de las Casas.

La reacción del Ejercito no había dejado esperarse ante el asalto a la XXXI Zona Militar, combate que se prolongó por más de 10 horas y con consecuencias trágicas para la causa zapatista ante la desigualdad de equipo bélico. Sin embargo, la declaración de insurgencia estaba hecha, acompañada de un comunicado titulado Declaración de la Selva Lacandona en la que se declaraba la guerra al gobierno mexicano y la exigencia de trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz.

«Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA!, somos los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad, los desposeídos somos millones y llamamos a todos nuestros hermanos a que se sumen a este llamado como el único camino para no morir de hambre ante la ambición insaciable de una dictadura de más de 70 años encabezada por una camarilla de traidores que representan a los grupos más conservadores y vendepatrias».

EZL

20 años después, esos grupos conservadores y vendepatrias no sólo han extendido sus reales  (entiéndase regresado al poder tras un escueto período de ilusoria transición) sino cometido una de las mayores injurias sobre la nación: endosar en un cheque al portador la soberanía del país, atendiendo a mezquinos intereses en beneficio suyo y de sus descendientes, y en perjuicio directo de millones de mexicanos que habremos de sostener con sacrificio y sumisión la casta política que nos mantiene esclavizados con reformas trascendentes sólo para su dividendo.

Pero también, a 20 años, el EZLN lanza nuevo llamado a la rebeldía, resultando testimonial vivo del compromiso con una causa, la primera de todas la lucha por la dignidad, el rechazo al burdo sometimiento que aplasta y mutila. Para colmo, con la mayor de las tristezas contemplamos en fechas recientes la atosigante campaña promocional del gobernador del tan lastimado estado en un muy anticipado esfuerzo por posicionarse en las simpatías de los votantes a nivel nacional. Ya nos los hicieron con el actual presidente, ¿lo vamos a permitir de nuevo?

Al igual que los zapatistas hace 20 años, junto con ellos, junto contigo:

HOY DECIMOS ¡BASTA!

La lucha sigue.

*****

A los que de noche se cargaron a la espalda la mochila y la historia,

a los que tomaron con las manos el relámpago y el trueno,

a los que se calzaron las botas sin futuro,

a los que se cubrieron el rostro y el nombre,

a los que, sin esperar nada a cambio, en la larga noche murieron

para que otros, todos, todas, en una mañana por venir aún,

puedan ver el día como hay que hacerlo,

es decir, de frente, de pie y con la mirada y el corazón erguidos.

Para ellos ni biografías ni museos.

Para ellos nuestra memoria y rebeldía.

Para ellos nuestro grito:

¡Libertad! ¡Libertad! ¡LIBERTAD!

(Cuando los muertos callan en voz alta).

Pd.- Encuentro en Twitter la recomendación del libro EZLN 20 y 10. El fuego y la palabra, de Gloria Muñoz Ramírez, el cual con fines divulgativos dejo disponible para su descarga.