Encuentro

Buscando un libro para inspirarme me encontré con ella. Coincidimos en la sección de «Cuentos» de una discreta librería de viejo. Curioseaban mis dedos diversas antologías de Borges, Chéjov y Hemingway cuando un delicado aroma me advirtió su presencia. Giré el rostro hasta descubrir su cuerpo a mis espaldas. Su cabello oscuro caía alborotado en sus hombros, confiriéndole un atractivo que me invitó a conocerla. Avancé un poco para colocarme a su lado con la mayor discreción, y al comenzar mi maniobra súbitamente nuestras caras quedaron a escasa distancia una frente a la otra. Soltamos una risa nerviosa, y con algo de torpeza atiné a decir: «¿Encontraste lo que buscabas?», a lo que respondió, clavando sus ojos en los míos: «Eso parece, ¿y tú?». Una sonrisa dibujó mi boca. Salimos de ahí con más que un libro para leer y la tarde entera para hacerlo.

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