Hoy

7:14 am Hoy se me da por querer escribir, por exhibir en palabras lo que pienso y siento, claro, siempre bajo el filtro que activamos todos del qué quiero que se enteren de lo que pienso y siento. No por cobardía, acaso por compartir el júbilo de llegar a 42 años de vida, que para «el azote» habrá otros días

Amanecí con un sueño que me gustó: me besuqueaba entre tímido y tierno con una chica que me gusta —y me deslumbra— de hace tiempo, habiendo amanecido ambos en un sofá de mi casa, mientras me preguntaba cómo diantres llegamos ahí si lo último que recordaba era haber acudido con ella a un evento. ¿Habrán dado ‘canapés felices’ de aperitivo?

Después seguí una práctica de meditación en una app que aprovecho para recomendar: Lojong. Tiene una infinidad de recursos audibles, a los que puedes acceder gratuitamente a cambio de ver un comercial de 20 segundos antes de cada uno. Por lo rico del contenido me parece un mas que justo intercambio. Recibí el primer par de felicitaciones y también ya la de mi madre, a la que le devolví también la que merece por 42 años de activa maternidad, ejemplar e incansable, que ha sido fuente de inspiración no sólo para sus hijos sino para muchas personas que la conocen y la quieren. ¡Me emociona!

8:50 am Recibí la llamada de un amigo, Rodolfo. Nos une una compañía de 24 años desde que coincidimos en Tlaquepaque en 1997, y de una singular cercanía desde que «se trepó» a la ambulancia que me llevó del accidente a la Cruz Roja de Salamanca, estando todos los días posteriores allí, siendo soporte para mis padres cuando me encontraron en León, y siempre pendiente desde entonces.

Escuchándolo, de fondo pensaba en lo hermoso que resulta, estos tiempos, que no te detenga nada  y te animes a marcar un número telefónico cuando deseas expresar algo a alguien que quieres. Tenemos Facebook, Whatsapp, Messenger, Telegram, Instagram etc etc… pero también (en la mayoría de las ocasiones) el teléfono. ¿Quiere hacerlo? ¡Llame! Soy muy fan de las personas que aún llaman.

9:40 am Suena mi teléfono, contesto, preguntan por mamá, de Enviaflores. Le pido a baje a recibir «algo» y vuelve con un adorno de rosas y gerberas que encargué para regalarle. Por años he sido afecto a eventualmente regalar flores a mujeres que he querido, pero nunca, nunca había expresamente tenido este gesto con la que más me ha querido. Y anoche, antes del horario límite para que se efectuara el envío hoy, me decidí a que así fuera. Que nunca se nos terminen las primeras veces. Fue muy bonito ver su rostro al regresar con ellas, emocionada pedirme que le leyera la tarjeta, y leerle las palabras que incluía.  Me estoy dando cuenta a ya muy avanzada edad que sí le gusta recibir flores y regalos, y que su eterno estoicismo materno del «con que se porten bien» ha bajado la guardia. Enhorabuena.

11:11 pm Ya en cama, me despido de mamá: «muchas gracias por todo el día de hoy, te quiero mucho. Que Dios nos siga dando mucha vida, un día a la vez» «Que nos la dé, más a ti que a mí», responde mientras apaga la luz de la habitación. Tomo el celular, comienzo a escribir. Cansado y contento. Recibí llamadas, mensajes, felicitaciones en Facebook y en un Zoom de mi tribu emprendedora, vinieron mis hermanxs y sobrinxs, cenamos rico, compartimos un postre más rico aún, y platicamos como siempre: con mucha energía, fricción, roce, rudeza que a veces esconde el cariño y amor que nos tenemos pero sabemos que está en el sustrato y no nos incomoda no brote tan evidente. Así nos acostumbramos y así nos queremos. Nos despedimos sabiendo que un fin de semana cualquiera o el cumpleaños siguiente (que con la gran cantidad de familia sucede muy frecuente) nos volveremos a ver, a reír, a molestar, a disfrutar de la convivencia a La Esparza que pido a Dios nunca se agote.

Hasta el próximo año, a descansar.

Crecer

Hay un día en la vida, tan impactante que quizá por eso ni lo recordamos, en el que comenzamos a crecer. Ese en el que nuestro compañero o compañera de juego, nuestro cómplice y aliado en volver el transcurrir del día toda una aventura, nos abandona por algunas horas porque empieza a ir a la escuela. De repente esas mañanas que eran de juegos e imaginaciones compartidas se vuelven monólogos larguísimos donde no sabemos existir y del que nadie nos previno. Y así de la nada, esa mañana que jamás recordaremos nos comenzamos a tutear con la pérdida, sin sospechar que se volverá compañera por el resto de vida, a veces más o a veces menos presente, pero testiga siempre de lo que vayamos haciendo por este mundo.

Borrar

Y una tarde de domingo abres tu laptop, el navegador, te diriges al Chrome. Abres Drive, vas a la carpeta que tiene varios años guardando una colección de fotos que pasas a ver muy de vez en cuanto pero que te gusta tener porque te recuerdan ese mes que sentiste feliz con el cariño de esa mujer tan bonita, tan inteligente, tan sabrosa. Que te movió el tapete al darte su tiempo, su atención, su intimidad sin importarle no conocerte del todo, bastándole lo que vio de sinceridad —también de tristeza— en el brillo de tus ojos.

Sigue leyendo Borrar

20 años: -13

En enero del 2001, a dos meses de haber salido del trance hospitalario en el que estuve desde el 9 de agosto hasta el 2 de noviembre previos, recibí como regalo de Reyes Magos la asignación del Padre Jaime Reyes Retana a la Parroquia de María Auxiliadora, en mi natal Guadaluoe, para cumplir entre sus actividades pastorales lo que llamaré sin eufemismo: mi cuidado.

Sigue leyendo 20 años: -13