Porque un amigo nunca se va

Nos educan para ser productores y consumidores, no para ser hombres libres.»

José Luis Sampedro (1917-2013)

Canta Alberto Cortez: Cuando un amigo se va…; pero creo que se equivoca porque un amigo nunca se va aunque ya no esté presente. Permanece en el recuerdo que albergamos de él, en los improperios y muletillas que empleaba, en los gestos y miradas que lo identificaban, en el eco de sus carcajadas, en la sentencia en la que se ha transformado su voz.

Así que de este año en adelante, cada 9 de abril tendremos el perfecto pretexto para saber que sigue entre nosotros José Luis Sampedro, quien sin conocernos nos quiso, que sin conocerle le querrán, porque la sabiduría y humildad vuelven a cualquier hombre digno de admiración y aprecio. Ahora soy yo quien me equivoco, pues Sampedro no fue cualquier hombre: con su palabra convenció y con su ejemplo arrasó, y aún con su edad y las necedades que la vida nos lleva a acumular no claudicó en su empeño por educar en la libertad.

Sea tu muerte, José Luis, estímulo para seguir tu ejemplo, semilla que cae en tierra fértil y hambrienta de -al igual que tú- abogar por un mundo más humano. Si cada uno de los que lo habitamos despertáramos con la vehemente intención de biendecir una parte de él, podríamos sentirnos tranquilos del futuro que heredaremos a nuestros descendientes.

Mientras escribo, de Stephen King

Haciendo un repaso entre la nada escasa cantidad de «libros para escritores», como resultan Bartleby y Compañía y Cartas a un joven novelista, me encontré con MIENTRAS ESCRIBO (On Writing: A Memoir of the Craft, 2000) de Stephen King, que por la nutrida y exitosa trayectoria literaria de su autor me animé a leer.

Vale mencionar que ni King ni el género que usualmente aborda (terror/ciencia ficción) se cuentan entre mis predilecciones. De su obra hasta el momento sólo he leído El resplandor y Misery, además de conocer algunas más por su adpatación cinematográfica (Carrie, Cujo, Christine, It, El pasillo de la muerte…). Mas el hecho de colocarse en la lista de escritores más vendidos del siglo XX me despertó particular interés por conocer qué puede contar de su oficio, el proceso de escribir.

Comienza Stephen dejando claro que sin pretender escribir una autobiografía, le merece para contextualizar ponernos al tanto de algunos pasajes de su vida, desde su infancia hasta 1997, fecha en la que comienza el manuscrito de Mientras escribo. Lo hace sin adornos, exageraciones ni condescendencias, llamando en el común de los casos las cosas por su nombre (como su etapa de alcoholismo y drogadicción), consiguiendo ponernos al tanto de sus inicios en la escritura, las motivaciones que tuvo y el largo recorrido a partir de la invitación que le hiciera su madre -tenía en aquel entonces no más de 8 años- a escribir su propio cuento (a esa edad era ya un asiduo consumdor de historietas), el cual versó «sobre cuatro animales mágicos que iban en un coche viejo ayudando a los niños».

A tal grado fue su dedicación y esmero que 20 años después vería publicada su primer novela: Misery, 1974. Es vehemente King en reiterar que la abundante lectura y escritura son las principales herramientas que pueden conseguir que un escritor «aceptable» pueda volverse «bueno»:

Yo aprendí la parte más valiosa (y comercial) de lo que sería mi oficio lavando sábanas de motel y manteles de restaurantes en la lavandería New Franklin de Bangor. La mejor manera de aprender es leyendo y escribiendo mucho, y las clases más valiosas son las que se da uno mismo.»

Sin embargo, también comparte otra serie de recursos y técnicas de amplia valía apoyándose en la metáfora de una surtida y portatil caja de herramientas con varias alacenas desplegables de las que el escritor va tomando aquellas habilidades que mejor repercuten en su propósito: contar una historia. Utiliza, además, una variedad de ejemplos tanto de su obra como de populares escritores norteamericanos para volver más didáctica su enseñanza, sin llegar al extremo de pontificar.

Mientras escribo resulta un ameno estimulante para los que estamos haciendo nuestros pininos en el fascinante mundo de las expresión escrita con la intención de vivir de y para ello, sin olvidar la premisa de que entre más tiempo dediquemos a hablar sobre escribir menos tiempos estamos dedicando a hacerlo.

Nadie puede aspirar a seducir a una persona por la fuerza de la escritura hasta no haberlo experimentado personalmente.»

Alien, de Ridley Scott

En una función más de Cinema Terraza, se presentó la fenomenal e icónica ALIEN (1979), dirigida por Ridley Scott, que dio paso a toda una saga conformada por cuatro cintas y complementada recientemente con el lanzamiento de la precuela Prometheus.

Vale la pena señalar que la recta final de la década de los 70s gozó de un alza significativa de películas que con los años se convirtieron en clásicos. Basta mencionar Star Wars, Close Encounters of the Third Kind, The Deer Hunter, Grease, Midnight Express, Superman, Halloween, Kramer vs. Kramer, Apocalypse Now y Star Trek. Entre ellas se coloca Alien, que nos traslada hasta algún momento en el futuro a bordo del remolcador espacial U.S.C.S.S. Nostromo de regreso la Tierra proveniente del planeta Thedus y los siete tripulantes despertando de su estado de sueño criogénico a causa de una alerta en el sistema que detiene el viaje tras recibir una transmisión de origen desconocido proveniente de un planetoide cercano y que están en compromiso de averiguar.

alien

Lo que presenciamos a continuación es la amarga experiencia -aderezada por una nada grata sorpresa- de verse atacados en su propia nave por un espécimen alienígena (lo que le otorgó el título en español de Alien, el octavo pasajero), por lo cual la tercer oficial Ellen Ripley, protagonizada enérgicamente por Sigourney Weaver y que para ese entonces sólo había participado como personaje de relleno en una cinta, debe tomar la responsabilidad de luchar y sobrevivir o morir en el intento.

Cinta de culto tanto para los amantes del género como para los cinéfilos de hueso colorado, Alien es un imperdible y rotundo clásico del cine de ciencia ficción que a 34 años de su estreno no deja de estremecer.

Películas Marzo 2013

Comparto (como en enero y febrero) este listado las películas que vi durante marzo del 2013, con títulos originales, país (en los que no aparece es USA) y año de realización. Las marcadas con * las vi de la señal de TV.

  1. Gangster Squad, 2013
  2. Wreck It Ralph, 2012
  3. Ai Weiwei: Never Sorry, 2012
  4. Gimme the power, México 2012
  5. The Girl, 2012*
  6. Cowboys & Aliens, 2011*
  7. My Week with Marilyn, 2011*
  8. Limitless, 2011*
  9. Oslo, 31. august, Noruega 2011
  10. Submarino, 2010*
  11. The Hole, 2009*
  12. Eloise, España 2009
  13. Entscheidung in den Wolken, Alemania 2009
  14. De hell van 63, Holanda 2009*
  15. Burn after reading, 2008
  16. El viaje de Teo, México 2008*
  17. An american crime, 2007
  18. The devil wears Prada, 2006
  19. Reprise, Noruega 2006
  20. Venus, UK 2006*
  21. En el hoyo, México 2006
  22. The Machinist, 2004*
  23. Desnudos, México 20004*
  24. Sueño de una noche de invierno, Serbia 2004
  25. What Planet are You From?, 2000*
  26. Gremlins, 1984*
  27. The man with the golden gun, 1974
  28. The nutty professor, 1963
  29. La cifra impar, Argentina
  30. The Magnificent Seven, 1960*
  31. Las aventuras de Pito Pérez, México 1956*
  32. Thunder Bay, 1953*
  33. Sunset Boulevard, 1950
  34. Citizen Kane, 1941

The sessions, de Ben Lewin

Reza un adagio: «No hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue», y a varios meses de su estreno en USA llega a México -al menos de entrada al Distrito Federal- la sensacional película THE SESSIONS (Seis Sesiones de Sexo, 2012).

El adjetivo ‘sensacional’ empleado acertadamente por el cúmulo de sensaciones que provoca al acercar a la pantalla grande un tema escasamente abordado, e incluso (hablo en conocimiento de causa) marginado socialmente: la sexualidad de las personas con discapacidad. El director y guionista de la película, Ben Lewin, nos acerca hasta la vida del periodista y poeta norteamericano Mark O’Brien (1949-1999), parapléjico, necesitado de por vida del auxilio de un respirador a causa de la poliomelitis que contrajo en su infancia, y reconocido activista en favor de los derechos para discapacitados.

Mas no se trata de una película biográfica sino el especial enfoque a la inquietud de Mark (caracterizado por John Hawkes) en su edad adulta respecto al ejercicio de su sexualidad, a raiz del encargo que recibe para escribir un artículo sobre el tema. Esto lo lleva a consultar a su asesor espiritual, un sacerdote católico (William Macy), quien lo convida a recurrir a la ayuda de una terapeuta sexual, la que a su vez lo canaliza con una sex surrogate (sustituta sexual) para consumar su requerimiento coital, papel que interpreta con sutileza y precisión una madura Helen Hunt, luciendo además de espléndida actoralmente un cuerpo admirable.

helen

– lntento ayudar a gente con problemas sexuales que pueden ser manejados. Tu problema es que nunca has tenido sexo.
– Correcto.
– ¿Puedo asumir que no puedes masturbarte?
– Correcto
– ¿Alguien lo ha hecho por ti?
– No.
– ¿Alguna vez se lo pediste a alguien?
– No especificamente; una vez le pedí a alguien que se casara conmigo y ella declinó. ¿Eso está cercano a la masturbación?»

The Sessions se suma a películas como Intouchables y De rouille et dos que rompiendo lo habitual nos comparten la perspectiva sui generis de llevar la vida con una discapacidad, misma ante la cual muchas personas han decidido asumir la actitud expresada atinadamente por Laura González Ling: «Tengo limitaciones pero no límites» y seguir adelante. Agrégela por favor a su lista de películas que tienen que verse.